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Guía de bitters: cómo usar este ingrediente en tus tragos

 

Pequeñas dosis que transforman por completo un trago. Descubre el rol esencial de los bitters en la coctelería y aprende cómo usarlos para llevar tus mezclas al siguiente nivel.

En el arte de la coctelería, hay ingredientes cuya presencia es tan discreta como fundamental. Ese es el caso de los “cocktail bitters”, también conocidos como amargos. Aunque se utilizan en pequeñas dosis, estos concentrados aromáticos cumplen una función crucial: aportar profundidad, equilibrio y un último acento que realza los matices de cualquier mezcla.

Los bitters no solo suman complejidad a un cóctel, sino que pueden transformar completamente su perfil sensorial. Aportan notas que van desde lo floral hasta lo especiado, y son capaces de armonizar ingredientes que, de otro modo, podrían sentirse desbalanceados. Su uso es tan preciso que basta apenas una o dos gotas para marcar la diferencia.

Un poco de historia: los orígenes del bitter

El origen de los bitters se remonta a tiempos muy antiguos. Ya en el Antiguo Egipto se preparaban infusiones herbales con fines medicinales que podrían considerarse antecedentes directos de los bitters actuales. Fue durante la Edad Media que estas fórmulas evolucionaron, gracias a la introducción del alcohol destilado como vehículo para macerar plantas, raíces y especias.

En aquel entonces, estas preparaciones eran utilizadas como remedios naturales. Sin embargo, a lo largo de los siglos, su uso se fue transformando. Para el siglo XIX, los bitters habían dejado de ser exclusivamente medicinales y comenzaron a emplearse para aromatizar bebidas, especialmente vinos y brandies. 

En Inglaterra y sus colonias, por ejemplo, era habitual añadir bitters a bebidas como el vino canario o el brandy ahumado, costumbre que contribuyó a popularizarse también en América del Norte.

¿Cómo se elaboran los bitters?

Una de las características más particulares del bitter es su método de elaboración. Se obtiene mediante la maceración de hierbas, frutas, especias e incluso raíces en alcohol de alta graduación. Posteriormente, se realiza una infusión que concentra aromas y sabores.

El resultado es un líquido altamente aromático con un perfil amargo característico y una graduación alcohólica que suele alcanzar el 45%, lo que explica por qué se emplea en cantidades muy pequeñas. Es esta intensidad la que convierte al bitter en un auténtico potenciador de sabor dentro de un cóctel.

Generalmente, se presenta en frascos pequeños, siempre disponibles en la estación de trabajo del bartender, listos para ser aplicados con precisión milimétrica.

¿Para qué sirven los bitters en los cócteles?

El bitter actúa como un condimento líquido que ayuda a equilibrar y enriquecer una receta. Su presencia puede atenuar lo dulce, resaltar lo cítrico, aportar complejidad o simplemente unir todos los elementos de una mezcla en una experiencia coherente.

Su finalidad no es aportar volumen, sino carácter. Por eso, más allá de su tamaño o cantidad, su influencia en un cóctel es profunda y decisiva.

Existen distintos estilos de bitters, cada uno con perfiles y usos distintos. Los más conocidos incluyen:

  • Aromáticos: como los clásicos bitters tipo Angostura, con notas especiadas y terrosas.
  • Cítricos: elaborados con pieles de naranja amarga, ideales para cócteles con gin o vodka.
  • Florales y herbales: como lavanda o hibiscus, que aportan frescura y elegancia.
  • Frutales: como arándano o cereza, que añaden un toque dulce y ácido sin necesidad de jugos.

Especiados o de cacao: que complementan muy bien destilados añejos o preparaciones otoñales.

Bitters y coctelería: cómo usarlos con criterio

Aunque cada bartender tiene su estilo, el uso tradicional de los bitters consiste en añadir entre uno y tres dashes por cóctel. Esta medida permite influir en el sabor sin dominar la mezcla.

No es raro verlos en cócteles clásicos como el Old Fashioned, donde juegan un papel clave en el balance entre el azúcar y el whisky. También son protagonistas como toque final en whisky sours y aportan carácter en preparaciones como en el cóctel Manhattan

Por ejemplo, los bitters aromáticos complementan perfectamente los perfiles de whiskies como Johnnie Walker, mientras que los cítricos y florales elevan la elegancia de gins como Tanqueray No. Ten.

En tragos con vodka, como los elaborados con Smirnoff, los bitters frutales o herbales permiten explorar combinaciones frescas y versátiles. Y en el caso de rones complejos como Zacapa 23, un bitter especiado puede ser el broche de oro que resalte sus notas dulces y tostadas.

Aunque no ocupan un lugar protagónico en cantidad, los bitters son el alma silenciosa de muchos cócteles. Su capacidad para transformar una mezcla, aportar equilibrio y enriquecer aromas los convierte en un ingrediente fundamental para cualquier amante de la buena coctelería.

Incorporarlos en tus preparaciones no solo te permitirá replicar clásicos, sino también crear tus propias recetas con una mayor riqueza sensorial. Porque, a veces, una gota basta para llevar un trago de lo común a lo inolvidable.



*TOMAR BEBIDAS ALCOHÓLICAS EN EXCESO ES DAÑINO