PLANES EN PERÚ

Amärea prende las noches: vive la magia en Punta Hermosa

 

La diversión ha encontrado su casa ideal: es una discoteca, se llama Amärea y está en Punta Hermosa. ¿Su secreto? Gente divertida, música de moda, ambientes exclusivos, destilados top y mucha, mucha energía. 

Hay lugares cuyo brillo es inmediato y, apenas nacen, deslumbran, emocionan, convocan. Uno de ellos es Amärea, discoteca que, aunque apenas vive su segunda temporada, ya es considerada por muchos como una de las mejores de Lima.

¿Y qué hace especial a Amärea? Muchos factores porque, si algo demuestra este espacio –que abre solo un día, los sábados, y está ubicado en el kilómetro 43.5 de la Antigua Panamericana Sur, en el siempre querible balneario de Punta Hermosa– es que el éxito es casi seguro si algo se construye con esmero, dedicación y mucha experiencia.

Los promotores de Amärea son los mismos de Qiu, la discoteca que la rompe en las noches limeñas. Y aunque los gestores son idénticos, los espacios son distintos. Mantienen, eso sí, algo en común: la promesa de una fiesta inolvidable… ¡y vaya que cumplen con lo prometido!

 

EL LOCAL, GRANDES DESTILADOS, BUENA VIDA

Vayamos por partes. Amärea ocupa un inmenso local, capaz de albergar hasta tres mil personas, al ingreso de Punta Hermosa. El espacio ha sido diseñado por Iván Lee, un arquitecto especializado en crear los lugares más icónicos de la noche limeña.

En Amärea mandan el blanco y el verde. Es un lugar que ofrece vida y calidez. Las paredes, el techo, las sombrillas, las barras, los boxes, todo es blanco, radiante, como uno imagina el verano. Pero en medio de esa luminosidad aparecen notas vivaces representadas por las muchas plantas que se han colocado, estratégicamente y con buen gusto, por todo el local, ya sea en forma de palmeras, de helechos gigantes, al piso o en maceteros colgantes. 

Cartel luminoso en tono amarillo con la frase "Eres la sal de mi tequila" . Lo rodea en todo su alrededor una corona de hojas verdes con detalles en flores rojas.

Uno ingresa al local por el primer piso y su imponente arquitectura acoge y sorprende a la vez. El local tiene zonas descubiertas, ideales primero, para mantenerse fresco siempre –no olvidemos que uno viene acá a bailar, a cantar, a gozar, muchas veces con estruendo– y, segundo, porque en épocas post pandémicas nada mejor que los espacios abiertos.

En medio del espacio destaca una inmensa y bien montada barra circular que tiene al whisky Johnnie Walker como emblema. Desde allí saldrán la mayoría de cócteles y destilados que mantendrán al tope la energía de todos los asistentes.

Al frente de esta barra se ubica la cabina de los DJ’s, una plataforma larga y a doble altura que se asemeja más a un escenario teatral. Gran detalle para una discoteca que es la representación lograda de la diversión.

En este escenario se turnan, en festivo contrapunto, DJ Nico y DJ Wogi, dos de los más capos de la ciudad. Mientras ellos hacen gozar y saltar a la gente, a sus espaldas se proyectan, en una vanguardista pantalla gigante, no solo videos sino artísticas creaciones que iluminan más las noches de Punta Hermosa.

En el primer piso, a las varias mesas que circundan el local, las rodean boxes a los que llegan, convertidos en cócteles, gin tónics con los varios gines de Tanqueray (Sevilla, Royale, London Dry y N° Ten), algunas palomas con tequila Don Julio Reposado, cuba libres con ron Zacapa Ámbar y botellas enteras de whisky Johnnie Walker.

Rodeando los cuatro lados del rectángulo que es el primer piso se ubica la exclusiva terraza de Amärea, una zona VIP donde, otra vez, Johnnie Walker y Tanqueray han montado dos soberbias y llamativas barras. En esta zona, además de los siempre esperados gin tónics con las ginebras Tanqueray London Dry, Tanqueray N° Ten, Royale y Sevilla, se sirven highballs con el whisky Johnnie Walker y, sobre todo, la nueva sensación de las noches limeñas: bien surtidos shots de tequila Don Julio en sus varias versiones: Blanco, Reposado, Añejo, Don Julio 70 y, cómo no, 1942.

La terraza es zona de baile, jolgorio y botellas enteras. A cada instante llegan hacia los boxes, en ceremonia pagana, al lado de hieleras, vasos y mixers, sendos envases con destilados exclusivos como ron Zacapa 23 y XO, whiskies como Johnnie Walker Gold Label Reserve, Johnnie Walker Blue Label y, con regularidad, John Walker & Sons King George V, esa joya de la corona… y de los destilados más exclusivos del planeta.

¿Qué suena mientras la gente conversa y confraterniza, bebe y vive? Al inicio, algo de pop y electrónica, pero de allí todo es fiesta, gracias a los bizarros mixes que los DJ’s Nico y Wogi han montado para los asistentes, unos que contienen la música que ha retumbado en nuestras cabezas y en nuestros corazones durante los últimos meses. Una gozadera.

Imagen desde arriba de multitud de gente bailando. Cae papel de colores.

CLANDESTINA, FIESTA ABSOLUTA Y EXCLUSIVA

Con lo anterior, Amärea ya es una experiencia máxima, pero sus promotores se propusieron llevar lo vivido hacia dimensiones estratosféricas… y vaya que lo han logrado. ¿Cómo lo han logrado? Gracias a Clandestina, una terraza oculta donde reina el tequila Don Julio… y la gente más simpática de Lima.

Clandestina está en el primer piso, detrás de una pequeña puerta cuya ubicación conocen sólo unos cuantos elegidos. Si Amärea puede acoger a tres mil personas, Clandestina solo a trescientas. Abre sus puertas después de las 4 de la mañana y asegura infinito deslumbramiento hasta bien entrado el día (digamos el mediodía).

Si en Amärea se impone el blanco prístino, en Clandestina son ley los tonos añejos, amaderados, ideales para la elegancia y exclusividad que promete el tequila Don Julio, la marca emblemática de esta terraza, cuya barra preside el lugar.

En medio de la barra se ubica la cabina del DJ. Si bien en Amärea reina la pachanga, en Clandestina gobierna la electrónica, y mientras en la discoteca los cócteles son “el agua de vida”, en la terraza oculta mandan las botellas enteras, para empezar, cómo no, las de todo el portafolio del tequila Don Julio: Blanco, Reposado, Don Julio Añejo, Don Julio 70 y el top de los top, Don Julio 1942.

Y como la exclusividad es norma, el whisky encuentra también un lugar propicio, porque ideales resultan etiquetas emblemáticas como la del whisky Johnnie Walker Gold Label Reserve o un Johnnie Walker Blue Label y, con reiteración, un John Walker & Sons King George V. En Clandestina da gusto comprobar que el peruano, como símbolo de distinción, es whiskero.

El día ha llegado. Los rayos de sol iluminan Punta Hermosa. En Clandestina, hay un esplendor similar. La gente baila, la gente vibra, la gente brilla, porque así es Amärea, un lugar para divertirse… y distinguirse.