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Conoce la experiencia Johnnie Walker Gold en La Cuadra de Salvador



Un Tomahawk se convierte en oro gracias a Johnnie Walker Gold.

La Cuadra de Salvador ha lanzado la “Experiencia Johnnie Walker Gold Label”, un desafío propio de alquimistas que consiste en convertir en oro –en vista, nariz y boca–, un precioso y contundente Tomahawk gracias a su flameado con el Johnnie Walker Gold Label. Espectáculo, gula y placer sobre la mesa.

Los peruanos cada vez comemos más y mejor carne, y con mucho placer. Tal situación es posible gracias al trabajo de lugares de calidad como La Cuadra de Salvador.

Raúl Pachas es el chef corporativo del restaurante, un espacio que abrió sus puertas hace 10 años en una hermosa casa hacienda barranquina en donde alguna vez se desarrolló Casacor, el evento de diseño y arquitectura más importante del Perú.

Por la calidad de lo servido y lo innovador de su propuesta, La Cuadra de Salvador no para de crecer, una muestra clara de su éxito. Hoy cuenta con tres amplios espacios: al de Barranco se han sumado uno en San Isidro (abierto en 2019) y otro en Chacarilla, que tiene poco más de un año.

A cargo de los fuegos intensos y crepitantes hornos del local de Chacarilla está Boris Loechle, un cocinero con casi tres lustros de experiencia en el mundo de las parrillas. Boris afirma que es un amante del whisky y de los cortes contundentes. He allí el origen del plato que hoy revoluciona su cocina: el Tomahawk Gold, un verdadero hachazo de sabores, y corazón de la “Experiencia Johnnie Walker Gold Label”.

El Tomahawk es un corte que debe su nombre a su similitud con el hacha que usaban los nativos americanos. En él se mezclan dos tipos de carne: el bife ancho y el asado de tira, por eso su gran tamaño, por eso su contundencia, por eso su gran sabor. 

Esta confluencia de cortes asegura mucho gusto, mucha suavidad y mucho marmoleado. ¿Por qué? Primero, porque su estructura es un hueso enorme, y no hay carne más sabrosa que la pegada al hueso. Segundo, porque proviene de una parte de la vaca que no trabaja, que no hace esfuerzo alguno, lo que le asegura su suavidad. Tercero, porque posee una grasa buena, la del marmoleado, que activa las papilas gustativas.

Y a todo eso le han sumado, en pura magia de alquimista, un flameado con Johnnie Walker Gold Label. Un espectáculo total. Boris llega a la mesa con el inmenso Tomahawk (un corte oscila entre 1.5 y 2 kilos de puro goce), la botella de Johnnie Walker, una onzera y un precioso mechero dorado que atrapa el fuego. 

El Tomahawk está precocido y condimentado con sal de Maras, sal de cocina, un toque de pimienta y hierbas como el tomillo y el orégano. Colgado sobre una estructura de metal y madera, Boris baña delicadamente el corte con dos onzas de Gold LEs un trabajo que exige mucha precisión y destreza, pues, más allá de la puesta en escena, busca que el whisky le transmita sus notas ahumadas, su toque de miel y algunas pinceladas cítricas. Lujo, espectáculo y sabor: un verdadero trabajo de alquimista, esos soñadores que buscaban transformar todo en oro. En La Cuadra de Salvador, gracias a la feliz unión entre un Tomahawk Angus y Johnnie Walker Gold Label, lo han logrado.abel. 

Es un trabajo que exige mucha precisión y destreza, pues, más allá de la puesta en escena, busca que el whisky le transmita sus notas ahumadas, su toque de miel y algunas pinceladas cítricas. Lujo, espectáculo y sabor: un verdadero trabajo de alquimista, esos soñadores que buscaban transformar todo en oro. En La Cuadra de Salvador, gracias a la feliz unión entre un Tomahawk Angus y Johnnie Walker Gold Label, lo han logrado.

DATOS

El Tomahawk Gold se sirve en los tres locales de La Cuadra de Salvador.

Se vende por kilo. Cada kilo está 350 soles. 

Cada corte oscila entre los 1.5 y los 2 kilos.

Como maridaje sugerimos un Black Highwall, un refrescante cóctel hecho con Johnnie Walker Black Label. No es mala idea pedirlo con un Gold Label.

Como guarniciones recomendamos unas papas peruanas trufadas y esa alegría transformada en ensalada, la Wedge, que trae corazón de lechuga americana, tomate cherry, cebolla blanca, tocino crocante y vinagreta de queso azul.

TENGA EN CUENTA

UNA REVOLUCIÓN EN EL MUNDO DE LAS CARNES

La Cuadra de Salvador es un steakhouse de espíritu americano que, desde que abrió sus puertas, revolucionó la manera de comer carne de los peruanos. 

Hasta entonces, la escuela que se había impuesto por estas tierras era la argentina. Los peruanos disfrutábamos, sin cuestionarnos nada, cortes como el bife ancho, el bife angosto, el matambre, y empezábamos la velada con empanadas y chorizos. Y todo era cocido en parrillas vistosas donde el carbón era amo y señor. 

Esta sana tradición se mantiene, pero, felizmente, gracias a lugares como La Cuadra de Salvador, nuestro universo se amplió. El restaurante optó por nuevos cortes –el cowboy, el porterhouse, el T-Bone y esa maravilla llamada Tomahawk–, el uso de artilugios contemporáneos en su cocina como el horno broiler, y por ubicarse en casonas amplias, con diversos ambientes, liberadoras terrazas y salones privados.

El peruano, omnívoro como es, rápidamente lo convirtió en uno de sus restaurantes favoritos porque, además, allí también encontraban los tradicionales cortes a los que estábamos acostumbrados como el bife ancho, el bife angosto y los entrañables chorizos, pero con un plus: a tanta belleza se sumaron la entraña y la picaña, los costillones y las colitas de cuadril, el roast beef y las infaltables hamburguesas. Y todo de carne americana angus, que la propia “Cuadra” importa. Es decir, un steakhouse americano en toda su ley, al que vale la pena volver y volver.

Foto de las mesas del restaurante "La cuadra de Salvador"