ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ

Fiestas Patrias: cócteles que te harán querer más al Perú



Julio, mes de la patria. Julio, mes del Perú. Julio, mes de la coctelería peruana. Y todo gracias a la creatividad de nuestros bartenders y la diversidad de nuestra despensa. Conoce qué cócteles beber en este mes que sabe a Perú, a patriotismo y, por qué no, a los mejores destilados del mundo.

En el Perú, julio es el mes más esperado. Y lo es porque los días festivos que, para celebrar a la Patria se han establecido, vienen, además de gratificaciones y aguinaldos, con un fuerte sentimiento de peruanidad, una actitud que nos hace salir de casa en busca de festines, de aventuras, de viajes, de diversión y, como es previsible, de los mejores tragos para fiestas.

Felizmente, en cuanto a bares se refiere, la oferta es cada vez más grande, y lo es no solo por la curiosidad de nuestros bartenders en explorar el mundo y sus destilados, sino porque en el propio ADN del peruano hay una actitud omnívora que todo lo mezcla, que todo lo fusiona, cualidad que lo lleva, al momento de sentarse en una barra, a curiosear sin tapujos en destilados como los rones y whiskys, gines y tequilas, vodkas y single malts, eso sí, con su toquecito local, frutas o botánicos que sepan a Perú.

Por eso, en este mes de la Patria, te invitamos a conocer los “cócteles patrios” que tres de las barras más importantes del país han preparado para todos los que amamos al Perú.

CASA RIBEYRO

Si oímos el nombre de Pedro Miguel Schiaffino, de inmediato lo asociamos con la cocina y con los ingredientes amazónicos. Sin embargo, gracias al influjo de su padre, José Antonio, un amante de la coctelería y autor de varios libros sobre bebidas, Pedro Miguel siempre bebió bien y desarrolló su gusto por los cócteles más exquisitos y sofisticados.

Por eso, no resultó extraño que, por ejemplo, la barra de su recordado Malabar, pionero de la gastronomía con gusto amazónico, fuese reconocida en su momento como una de las mejores del mundo. Años después, y ya en Amaz, convocó a dirigir el bar a Luis “Chino” Flores, uno de los bartenders más reconocidos del Perú. Lo hizo con el fin de que sus cócteles estuviesen a la altura de los platos que su cocina y su talento ofrecían. El éxito fue inmediato al punto que muchos, así como iban a Amaz a comer, lo visitaban para beber.

Por eso, no sorprendió que esta dupla se aliase para crear Casa Ribeyro, un hermoso bar ubicado en una antigua quinta miraflorina, una donde vivió el gran escritor (y eximio sibarita) Julio Ramón Ribeyro, autor de esa maravilla literaria llamada “Prosas apátridas”.

El “Chino” Flores ya no forma parte del proyecto, pero ha dejado su impronta, esa curiosidad extrema que le permite, con mucha técnica y pocos ingredientes, crear cócteles elegantes y muy sabrosos, en donde destacan destilados cosmopolitas con botánicos peruanos, costeños, andinos y amazónicos. 

Eso se refleja en su Penicillin, un clásico de la coctelería mundial que en Casa Ribeyro adquiere otra complejidad gracias al uso, además de ese portento llamado The Singleton, en su versión de 12 años, miel de agave de Caraz (una zona del Callejón de Huaylas, en Áncash), mantequilla negra clarificada y ahumada, jengibre y pasión.

Otro cóctel que siendo de Casa Ribeyro resulta profundamente universal es el Eureka, un verdadero descubrimiento donde, además de cítricos locales como el limón rugoso y el llamado limón “eureka”, con el que han hecho un “sacha-limoncello”, hay Tanqueray N° Ten. Es impresionante cómo dialogan los cítricos que conforman la estructura del gin con los limones de suelo peruano (aunque con pasado asiático y mediterráneo), logrando un cóctel muy refrescante del que dan ganas de beber uno tras otro, siempre con espíritu festivo… como el de las Fiestas Patrias.

EL SALAR

San Isidro tiene un hermoso “Salar”. Está en el hotel Westin, y allí se preparan magníficos cócteles, unos que impresionan no sólo a los huéspedes extranjeros que en el lugar se alojan, sino a los muchos peruanos que, conocedores de las bondades de su barra, cada día curiosean por allí con más ahínco, frecuencia y sed.

El Salar es dirigido por Andy Valderrama, un competente barman que ha sido finalista del World Class Perú, el concurso organizado por Diageo. En esta barra, Valderrama despliega toda su sapiencia, una que le permite trasladarse, sin problema de los clásicos de la coctelería mundial, como los negronis y los martinis, los collins y los sours, a sus creaciones de autor, cócteles donde pone de relieve la inmensa despensa peruana.

Y como en El Salar estamos, que hace alusión a Maras, el salar del Valle Sagrado que impresiona al planeta por su belleza y por su maravillosa sal rosada, qué mejor que empezar una visita al lugar probando el Single Maras, un cóctel que lleva el destilado de malta The Singleton en su versión de 12 años, un toque de jerez, un golpe de vermut blanco, ligeras notas herbáceas (logradas con una infusión de hierbas andinas) y, para cerrar, una pizca de sal de Maras para darle más personalidad y algo de crocante. Este cóctel ahumado sabe a Cusco, pero está hecho para que lo disfrute el mundo.

Pero si de travesura se trata, no es mala idea optar por una Higuera, una refrescante bebida en tono sour que lleva Johnnie Walker Black Label, un sirope de higo y, para darle armonía, unas caricias de limón sutil llegado desde Tambogrande, en el norte del Perú. A veces el cuerpo exige muchos placeres, con esta Higuera todo deseo se hace posible.

LA NIÑA

Uno de los lugares de moda en Lima es, sin duda, La Niña. Y lo es porque allí confluyen la buena mesa (gracias a Andrés Orellana, el chef del espacio), los buenos vinos (gracias al trabajo del sumiller Joseph Ruiz Acosta) y los grandes cócteles gracias a las diestras manos y sabia propuesta de los bartenders Luis Alza y Omar López, ganadores del World Class Perú 2022 y 2023, respectivamente. 

Y con todo ese talento, la propuesta de la barra de La Niña dirige su mirada hacia los destilados más lujosos, sobre todo en aquellos que conforman el portafolio Reserve de Diageo, pero no se queda allí pues, como estamos en el Perú, es imposible dejar de lado a los ingredientes con sabor local.

Por eso, Alza y López al momento de crear son ombliguistas y cosmopolitas a la vez: tienen al mundo convertido en destilado en una mano, y al Perú transformado en botánico en la otra. El resultado, cócteles totales como el San Pedro, donde dialogan las dos culturas precolombinas más importantes de América, México y Perú. El país azteca aporta esa joya líquida llamada tequila Don Julio Reposado, y nuestra patria su gustosa uva borgoña amazónica y, de yapa, un toque de limón sutil. El toque travieso lo pone el triple sec.

Ahora, si queremos hacerle un guiño a los clásicos, Alza y López nos proponen un Young Fashioned, que lleva Johnnie Walker Gold Label, una miel de bosque andino (y protegido, porque en La Niña promueven la sostenibilidad) y un toque de amargo de angostura, el peruanísimo, el que acá usamos para sorpresa de los cultores del “original”.

La carta es amplia, una a la altura de las destrezas de Alza y López. Estos son días festivos, y qué mejor que brindar por la patria, por el Perú, en uno de sus nuevos buques insignias gastronómicos: La Niña. Salud y felices fiestas.