‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎

Entrevista a Esteffany Capillo: de Ventanilla a Hotel B

 

Formada en ‘Learning for Life’, el programa de formación profesional de Diageo, Capillo, quien creció en Ventanilla, en el Callao, tiene como meta ser una de las mejores bartenders del mundo. Talento tiene.

La historia de Esteffany Capillo es una de superación, de trabajo esforzado, metas alcanzadas y otras por cumplir. Esta chalaca de 31 años, hija de provincianos, creció y vivió en el popular distrito de Ventanilla, en el Callao. Un arenal que, por el trabajo de su gente, es hoy un ejemplo de que, cuando el ser humano se traza una meta, puede convertir al más árido desierto en un espacio lleno de vida.

Esteffany ha encontrado su lugar en el mundo detrás de la barra de un bar. Aunque está a punto de acabar su carrera de Administración Hotelera, sabe que su destino está ligado a los bares… y a la docencia.

CÓCTELES CON PASIÓN, UNA HISTORIA DE SUPERACIÓN

Todo comenzó hace algo más de diez años, en el arenal de Ventanilla. Esteffany acababa de ser mamá y necesitaba dinero para mantener a su hijo. Como además estudiaba, el tiempo libre que le quedaba era poco, escaso para tomar un empleo formal, con ocho horas de trabajo diario y continuo.

Curiosa como siempre ha sido, empezó a indagar en oficios “sin horarios de oficina” y donde ella misma fuese su jefe. Un negocio, un emprendimiento propio era la solución.

“Gracias a Mistura, la feria gastronómica creada por Gastón Acurio, se empezaron poner de moda ferias de comida, pero en escala más pequeña. Es decir, en un parque, en un centro comercial, en un mercado, las municipalidades y algunos privados empezaron a organizar sus propios eventos, donde reunían negocios que vendían diversos tipos de comida, pero también postres, helados y bebidas… pero no había ningún puesto que vendiese cócteles”, nos cuenta Capillo con una sonrisa grande, mientras rememora sus inicios en el mundo de las barras.

“Como soy muy metida, muy inquieta, siempre entradora, me acerqué a uno de los funcionarios de la Municipalidad de Ventanilla, que organizaba la feria, y le propuse que en su siguiente evento me incluyese. Mi propuesta, cócteles sabrosos, generosos y a buen precio. Me dijo que lo iba a consultar. Le di mi teléfono y esa misma tarde me llamó. ‘Listo, Esteffany, aprobaron tu carrito coctelero’, me dijo. El problema era que yo no tenía recetas, no tenía cócteles, no tenía carrito coctelero”, nos cuenta jocosa, mientras rememora su atrevimiento.

Su capital era exiguo, pero, otra vez, recurrió a su arrojo y consiguió el dinero que necesitaba para mandar a construir una improvisada barra móvil que debía estar lista en tiempo récord. Con la barra en marcha, ahora necesitaba algunas recetas de cócteles. No se complicó, buscó en Internet, encontró algunas, sobre todo con insumos peruanos y, otra vez, su instinto la supo guiar. “Al peruano le gustan bebidas bien servidas, coloridas, vistosas, dulzonas y a un precio accesible. Entonces, hacia allí me dirigí. Cuando debuté en la feria, en mi barrio, ‘La 5’, fuimos un éxito, todo el día en ‘rush’, porque mis cócteles estaban bien decorados, muy bonitos de ver. Por eso, cuando me preguntaron cómo se llamaba mi emprendimiento de inmediato lo bauticé como ‘Passión Cocktails’”.

Pronto, Passión Cocktails fue un suceso en Ventanilla y todo el Callao. No había feria gastronómica en su distrito, o en otros como La Perla, Bellavista, Carmen de la Legua, el propio Callao y hasta San Miguel, donde no hubiese una barra móvil del negocio de Capillo. “Llegué a tener hasta tres barras y hasta tercericé, pero lo que más me gustó fue poderles dar trabajo a algunos de mis alumnos de coctelería”, nos cuenta Esteffany.

Sucede que, además de una competente barwoman, Capillo tiene una muy acentuada vocación docente. Si bien entró al mundo de la coctelería de manera empírica, al poco tiempo se matriculó en cuanto curso de coctelería se le presentase. “Eso sí, cursos buenos, donde en verdad aprendiese”. Tanta fue su dedicación, tanto fue su empeño que, al poco tiempo, algunas de las escuelas donde había estudiado la llamaron para dictar, pues era una de sus egresadas más destacadas.

Allí conoció a otros jóvenes amantes de la coctelería, muchas veces llegados a ese mundo, como ella, por necesidad, pero que habían encontrado en una coctelera, en una onzera, en los destilados, en los mixers, en las frutas, en los botánicos, no solo su vocación sino una manera de enfrentar al mundo e insertarse, de forma creativa, en la vida laboral.

Mientras su negocio iba viento en popa, Esteffany seguía dedicada a criar a su hijo y a estudiar. Ingresó a Administración Hotelera y, al poco tiempo, fue convocada, primero, por la Municipalidad de Ventanilla y, luego, por la Municipalidad del Callao, para dictar cursos para bartenders en los programas de inserción laboral que tenían esos gobiernos locales.

 

LEARNING FOR LIFE, APRENDIZAJE PARA LA VIDA

La vida le sonreía. En eso, llegó la pandemia. El mundo se encerró y ‘Passión Cocktails’ tuvo que guardar sus barras móviles. Felizmente, pudo continuar con sus estudios de manera virtual.

“Siempre he buscado que mis capacidades no solo sean reconocidas sino, además, tengan un sustento. Necesitaba un título, un certificado que acreditase mis conocimientos como bartender y, al poco de salir de la pandemia, supe de la existencia de ‘Learning for Life’, el programa de formación profesional de Diageo”, relata Capillo. 

“‘Learning for Life’ abrió en 2016 y está orientado a brindar conocimientos técnicos y de desarrollo profesional a jóvenes que buscan oportunidades en la hostelería, dotándolos de herramientas para ingresar al mercado laboral. En el Perú, el programa ha beneficiado a más de 440 jóvenes, entre hombres y mujeres”. Capillo egresó, con excelencia, en 2022.

Aunque hoy el programa se dicta en Gourmet Bar, una de las mejores escuelas de coctelería de Lima, por entonces se impartía en la Fundación Pachacútec, la escuela fundada por Gastón Acurio y un grupo de religiosos y que, por su calidad académica y ubicación en un arenal de Ventanilla, ha impresionado al mundo y a cocineros de la talla de Ferran Adrià, Joan Roca, Rene Redzepi y muchos más, quienes han dictado talleres, cursos y ponencias en sus instalaciones.

“Fue muy bonito estudiar allí. Se siente mucha energía, mucho romanticismo y se transmite mucho conocimiento. Bruno Ferrari, embajador del portafolio de lujo de Diageo, fue uno de mis profesores. En mi promoción fuimos 75 alumnos: 55 hombres, 20 mujeres. El programa es muy competitivo, y puedo decir con orgullo que destaqué, lo que me permitió, en 2023, ser invitada a la final global del World Class, el concurso global de coctelería organizado por Diageo, que se realizó en Sao Paulo, Brasil”, agrega Esteffany.

En efecto, para la final del World Class en Brasil, Diageo becó a 12 de los más destacados egresados de ‘Learning for Life’ –de Brasil, Panamá, República Dominicana, Colombia, México, Perú y Chile–, quienes no solo se relacionaron con los mejores bartenders del mundo sino conocieron de manera directa por dónde transita hoy la coctelería creativa y de vanguardia. 

“‘Learning for Life’ me cambió la vida”, nos dice Capillo al recordar, emocionada, sus días en Brasil. Y no solo por lo visto y aprendido sino porque esa experiencia le sirvió para ser convocada por Axel Romero, jefe de bar del Hotel B, para integrar su equipo, “el del B, un hotel boutique que es uno de los lugares más lujosos del Perú”, agrega.

Si bien Esteffany tiene más de una década en el mundo de la coctelería, siempre había trabajado en Ventanilla y en el Callao, nunca había ejercido su talento en un lugar del prestigio del Hotel B. Por eso su entusiasmo, por eso su alegría: hizo un viaje, sin escalas, de Ventanilla a la portentosa barra del Hotel B.

“Llevo más de un año acá, y me siento integrada. Tuve que mudarme, ahora vivo en Chorrillos, y dejar a mi hijo con mis padres, pero este sacrificio busca metas más grandes. Somos tres mujeres en el bar del Hotel B y, aunque la mayoría del equipo es masculino, trabajamos codo a codo. Sí, a veces a las mujeres nos cuesta más destacar, pero mi carácter y mi condición de mujer empoderada me han ayudado mucho. Tengo mucho contacto directo con los clientes y, aunque mi inglés no es tan bueno, los sé guiar. Acá llegan personas de todo el mundo, que han visitado las mejores barras del planeta, y yo asumo el reto de atenderlos y servirles lo mejor. Me gustan los clásicos. Acá les damos alguna vuelta de tuerca, eso sí, manteniendo su elegancia. Mi destilado favorito es el ron, y Zacapa tiene una línea estupenda. ¿Mi preferido? El ron Zacapa 23”, concluye.

El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Caerá viernes. Esteffany trabajará ese día. Atenderá a varias mujeres, las homenajeará y, al hacerlo, también se celebrará. Se siente realizada, se siente feliz, y quiere seguir formando bartenders. Para seguir superándose, prontó tomará un curso intensivo de inglés. Además, a fin de año acabará su carrera de Administración Hotelera. Siente que la vida le sonríe y que su avance no tiene límites. Quiere ser una de las mejores barwoman del mundo, quizás la mejor. Por qué no, talento, conocimientos y carácter tiene.