Una noche en Café del Mar y Amadeus, las dos clásicas discotecas de Asia

El Boulevard de Asia sigue siendo sinónimo de diversión, fiesta y buen ambiente gracias a la permanencia, siempre con calidad, de dos de sus emblemas: Café del Mar y Amadeus. Conoce cómo son las noches allí.
Son las ocho de la noche de un viernes de verano y el Boulevard de Asia, a 97 kilómetros de Lima, está en ebullición. Sus restaurantes, sus tiendas por departamentos, sus bares, sus supermercados, sus cines, sus centros de diversión, todo, absolutamente todo, luce rebosante, con gente que disfruta el buen clima que el verano nos ha traído.
Parece un mundo feliz, despreocupado, hecho para el placer y el disfrute. Todas las generaciones están representadas y todas tienen un motivo para sonreír. La armonía y la camaradería son contagiosas.
Cuando la noche se adentra, los más grandes buscan un lugar para divertirse, opciones hay varias, siempre marcadas por la calidad y la exclusividad, dos de las insignias de este Boulevard que los limeños construyeron, como refugio veraniego, hace más de dos décadas.
Dos de los lugares ineludibles de la noche en Asia son Café del Mar y Amadeus, discotecas emblemáticas no solo del Boulevard de Asia sino de Lima y, lo sabemos quienes las frecuentamos, con resonancias globales por el magnífico ambiente que allí se vive y por las figuras de la música –DJ’s de música electrónica, bandas rockeras, orquestas salseras, raperos, reggaetoneros y más– que han sabido acoger.
A continuación, lo vivido en ambos locales, espacios que esperan por ti todo este verano. ¿Te los vas a perder?
AMADEUS, SIEMPRE CLÁSICO
Desde hace dos décadas, las noches de los viernes y los sábados son una obligación en la discoteca Amadeus porque, como su nombre lo indica, resulta un santuario musical.
Porque, díganme, qué más melómano que un lugar que le rinde honores a W. Amadeus M., uno de los más grandes músicos de la historia, un prodigio que, a los cinco años, ya componía sus primeras melodías.
Porque a Amadeus uno va, por supuesto, a escuchar música y a bailar, pero también a confraternizar y divertirnos con nuestros mejores amigos y, además, a tomar buenas bebidas, si son las que integran el portafolio de lujo de Diageo, mejor.
En sus ímpetus musicales, Amadeus sabe ser diversa. Los viernes, por ejemplo, organiza shows en vivo con bandas rockeras como Mar de Copas, los Nosequién y los Nosecuántos, La Liga del Sueño y varias más, pero también acoge a bandas latinas y pachangueras, que tocan los clásicos salseros de los 80 y 90, pero también se sumergen, con éxito, en los reggaetones que hoy hacen bailar y cantar al mundo.
Sus amplios espacios, con varios salones y boxes, casi todos al aire libre, son propicios para el gozo, las sonrisas y la empatía. Su decoración es colorida y, como estamos en verano, fresca y con guiños a la naturaleza.
En medio de todo ello, además del escenario y de la cabina del DJ, dos imponentes barras: una dedicada al caminante más famoso del mundo, el del whisky Johnnie Walker, y la otra, con el emblema verde y rojo del gin Tanqueray. Solo hace falta verlas para emocionarse, porque resultan el complemento ideal, y parada obligada, para que el zenit de la diversión esté al alcance de la mano (si es con una copa de gin o whisky, mejor).
Lo más pedido en las barras, en estos días de verano, son los gin tónic con gin Tanqueray N° Ten, pero también son pródigas las botellas de whisky Johnnie Walker Gold Label Reserve, el whisky preferido por los limeños en 2025, pues, además de ser delicioso puro o en las rocas, con él se prepara el “perfect serve” de este verano, el Golden Mule, exótica combinación de Gold Label Reserve más ginger beer, un cítrico y abundante hielo. Simple, refrescante y delicioso. Un portento.
Pero no solo de whisky y gin viven los limeños. El tequila es tendencia global, y la devoción que hoy alcanza el tequila Don Julio es una muestra de ello. Las palomas son el otro trago del verano, pero, cómo no, los neats de Don Julio Blanco y, sobre todo, Don Julio Añejo y Don Julio Reposado son un distintivo de las noches de Asia, que saben prolongarse hasta el amanecer, pues, una vez que las bandas salseras o rockeras terminan de tocar (con show de acrobáticos bailarines incluido), suben a su cabina los DJ más competentes de la escena limeña.
Sí, Amadeus le rinde culto a un genio musical. Sus visitantes, a la fiesta más divertida. ¡Que el fin de semana llegue ya!
CAFÉ DEL MAR, UN LUGAR PARA VOLVER Y VOLVER
Acaba de celebrar sus Bodas de Plata. Impresionante, más aún para los espacios dedicados a la diversión, cuya “vida” suele ser corta. Sin embargo, Café del Mar ha sabido renovarse siempre y, por eso llegar a sus 25 años con espíritu juvenil y, sobre todo, siempre vigente.
Y jóvenes radiantes, felices y festivos son quienes copan sus instalaciones todos los fines de semana, cuyas edades oscilan entre los 25 y 35 años, quienes llegan al lugar con ánimo de bailar hasta el amanecer, encontrarse con sus amigos, conversar a viva voz, transmitir un gozo poderoso y tomar las mejores bebidas que al Perú llegan, las que integran el portafolio “reserve de Diageo”, porque, no lo olvidemos, Café del Mar está vinculado a lo exclusivo, a lo diferente, a lo sofisticado, a lo elegante.
Aunque abre desde las 9 p.m., el local empieza a llenarse después de las 11 p.m. En el primer nivel hay una amplia pista de baile con mesas altas para colocar las bebidas y descansar, y una barra central desde salen gin tónics con gin Tanqueray N° Ten, vodka tónics con Smirnoff, sobre todo el Spicy Tamarindo, algunos Golden Mule con whisky Johnnie Walker Gold Label Reserve, y llamativas botellas enteras de toda la línea de Johnnie Walker porque, no lo olvidemos, el Perú tiene como uno de sus destilados favoritos al whisky.
Por eso, una de las barras del local está destinada a este portento escocés. Allí también se preparan highballs con Johnnie Walker Black Label, pero, sobre todo, se sirven botellas de Johnnie Walker Blue Label, sofisticación al máximo como la de los asistentes a Café del Mar y, por supuesto, el siempre dorado (y lujoso) Johnnie Walker Gold Label Reserve.
Al otro extremo de la discoteca –un edificio con espacios al aire libre cuyo diseño incluye, en las partes “techadas”, cilíndricas construcciones, un tanto futuristas, un tanto monumentales, siempre llamativas– y al lado de los exclusivos boxes, se ha instalado otra barra imponente, esta vez dedicada al tequila Don Julio. Luz que crea luz. Allí, Aarón Salinas, bartender de la discoteca desde hace casi una década, prepara logrados cócteles, algunos clásicos, otros de su autoría, que le ponen un poco más de alegría (y mucha frescura) a las cada vez más divertidas noches de Café del Mar.
Probamos su Paloma del Mar, hecha con tequila Don Julio Blanco, jugo de toronja natural, un mixer peruano, sal de maras, páprika y un ingrediente secreto que la hace más spicy, más divertida, más salina.
¿Qué música suena? Es viernes. El festejo se impone. Hay ritmos latinos, hay pachanga y el buen DJ, que conoce los gustos de los jóvenes que, poco a poco han abarrotado la discoteca, intercala algunos ritmos electrónicos, algunas melodías rockeras, pero luego vuelve a los sonidos que detonan la diversión plena. Así, hasta el amanecer. Es verano. Nuestros cuerpos lo saben. A gozar sabroso.
*TOMAR BEBIDAS ALCOHÓLICAS EN EXCESO ES DAÑINO
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