Guinness - Una pinta con más de 260 años de historia

Guinness es una marca emblemática, reconocida por ofrecer una de las cervezas más distintivas del mundo.

Aunque su fama se debe principalmente a la icónica Guinness Draught Stout, la marca va más allá de una sola creación.

A Guinness lo impulsa la pasión por enfrentar nuevos desafíos e innovar, sin perder de vista sus raíces, que se remontan a más de 260 años en el corazón de Dublín, Irlanda.

• La levadura de Guinness es tan valiosa que la compañía mantiene una reserva protegida bajo llave, como medida de seguridad ante cualquier imprevisto con el suministro principal.
• En 1959, Guinness Draught hizo historia al convertirse en la primera cerveza nitrogenada del mundo, marcando el bicentenario del contrato de arrendamiento firmado por Arthur Guinness por 9,000 años para la cervecería.
• Servir la pinta perfecta de Guinness requiere precisión y paciencia, con un tiempo exacto de 119.5 segundos.
• Durante más de un siglo, Guinness ha operado una cervecería experimental en St James's Gate. Actualmente conocida como "Guinness Open Gate Brewery", este espacio incluye un bar de cata donde los visitantes pueden ser los primeros en descubrir emocionantes cervezas artesanales innovadoras.

Servir una pinta de Guinness de barril perfectamente abombada es todo un arte y una ciencia. Sin embargo, con un poco de paciencia, cualquiera puede hacerlo.

La guía paso a paso para la servir la Guinness perfecta es:

1. Sostén el vaso en un ángulo de 45 grados y apunta la boquilla hacia el logotipo del arpa dorada de un vaso Guinness. Vierte hasta que llegues a la parte superior del arpa y detente.
2. Apoya la Guinness a medio servir y déjala reposar. Esta es la etapa de "ascenso y asentamiento". Verás que la cerveza negra se hunde lentamente bajo la espuma blanca y cremosa.
3. Una vez que la Guinness se haya asentado (normalmente después de unos 60-80 segundos), llena el resto del vaso. Esta vez, el vaso se mantiene recto y se rellena hasta que la espuma forme una ligera cúpula en la parte superior.

Todo comenzó en 1759, cuando Arthur Guinness se atrevió a firmar un contrato de arrendamiento por 9000 años de una fábrica de cerveza abandonada en St James' Gate, Dublín.

Arthur Guinness, quien nunca tuvo miedo de hacer las cosas de forma diferente, pronto dejó de elaborar cerveza ale y se convirtió en el primer dublinés en dedicarse exclusivamente a la porter, una cerveza negra londinense muy popular en la capital irlandesa.

A principios del siglo XIX, mientras otras cerveceras se quedaban cerca de casa, Guinness se atrevió a ampliar sus fronteras y exportar su ahora famosa cerveza por todo el mundo, desafiando los salvajes mares para viajar hasta el continente americano.

En 1959, Guinness hizo historia al ser la primera cervecera en añadir nitrógeno a su cerveza, lo que dio lugar al acabado más suave y cremoso que se ha convertido en sinónimo de Guinness Draught. Actualmente, la marca sigue innovando, con ejemplos recientes como la invención de Nitrosurge y Guinness 0,0%.

Independientemente de dónde se elabore o se sirva, cada pinta, botella o lata de Guinness cumple los elevados estándares establecidos en St. James's Gate, Dublín. De hecho, cada Guinness se somete a más de 280 controles de calidad antes de salir de la fábrica.